-Tú te lo habrás follado todo, ¿no?
-No…Yo soy un hombre de pareja.
-¿Por qué de pareja?
-Porque es la única manera de sobrevivir a este trabajo.
Este es un extracto de la entrevista que Risto hizo a
Loquillo, en su nuevo programa, que me hizo musitar un “Menos mal...”. Bueno, en realidad hubo varios momentos en la entrevista que me
hicieron aplaudir, pero este me llegó de manera especial. ¿Por qué?, porque me
dio la sensación de que por fin, abiertamente, un hombre que se dedica a la
música profesionalmente, que lleva prácticamente una vida en ese mundo, además un Rockero de pro, de los de
toda la vida, que aparentemente reúne
casi todos los clichés de la RocknRoll
actitud, da un lugar más que digno a las mujeres, a las parejas, exparejas,
compañeras, o como se les quiera denominar, de los músicos. Siempre he tenido
la impresión –quizás por cosas que he vivido directamente-, de que, dentro del
mundo Rockero, a esas mujeres se les ve como un elemento molesto. Como ése elemento que corta las alas del rebelde
artista, que necesita máxima libertad y experimentar, para llevar a cabo su
creación, blaaah, blaaah, blaaah...
De hecho, la mayoría de músicos que conozco
–aplastante mayoría-, una vez se embarcan en la aventura de enrolarse como
profesionales, se marcan como requisito,
no atarse a nada ni nadie, ser “Wild and Free”, tal y como decía, como si tener
novia fuese algo que puede hacer peligrar su sueño de adolescencia, sin tener
ni puta idea, de que si ese sueño peligra el menor de sus males será su novia, sino que, seguramente, una vez se enrolen, lo primero que
comprobarán es que trabajar como músico, no será ese paraíso de bebida gratis, ropa
cara, chalets enormes y Misses Universos dándose de hostias por meterse en
manada en sus camas. Que trabajar y vivir de la música, como no te lo tomes como
un trabajo, como no te organices seriamente, como no tengas claro por dónde y
de qué manera vas a funcionar, y como no tengas suficiente personalidad y
seguridad en ti mismo, igual se te va de las manos.
Primero, porque es un trabajo en equipo. Trabajarás con
empresarios –promotores, sponsors…- y
compañeros, y en el mejor de los casos con una discográfica detrás, y si no te
lo tomas en serio, a la larga terminarás siendo un lastre, tus compañeros
tendrán que convertirse en tus niñeras, te cargarás tu imagen, tu salud, te
convertirás en una parodia del Rocker de barrio con delirios de grandeza, y
esto afectará a tu banda. Dejarán de contrataros – porque además bandas buenas
y profesionales, hay a puñaos…- , y habrás perdido la oportunidad de tu vida,
por subnormal.
Segundo, porque hasta que no llegues a ser ”grande” y a
trabajar con “grandes”, muy posiblemente
tendrás más pérdidas que beneficios. Surgirán roces con esos que antes eran tus
colegas, pero que ahora son tus compañeros de curro, que deberás sobrellevar. Las horas de carretera, a veces se
te harán infinitas y si no te la quieres jugar –y no nos la quieres jugar a los
demás-, más te vale no haber dormido dos horas, no tener una resaca infernal y
mucho menos seguir de borrachera hasta una hora antes de arrancar…
Sin embargo, poca gente que yo conozca, se para a reflexionar sobre
los contras, porque resulta infinitamente más atractivo pensar, que en un 90%
todo es como en las biografías de las Estrellas del Rock.
Pero menos gente aún, se para a reflexionar sobre el papel que
juega el elemento molesto, llamado
novia, esposa, amiga con derecho a roce, o como se quiera llamar. “La Eva que le come la manzana y sobre todo
la cabeza al pobre Adán, y le aleja del camino”…
Esa Eva, a menudo suele ser una mujer que asume
el segundo o el tercer plano, o simplemente es invisible. Que sufre cuando su
Adán se pasa 6 u 8 horas al volante. Que espera porque no sabe cuándo su éste va a poder dedicarle 10 minutos para hablar por teléfono, porque está
ensayando, o por no saber cuándo va a poder irse de viaje con él, porque tiene
agenda de conciertos, o por estar esperando a que llegue a casa el día después
de un concierto, y no poder salir a dar una vuelta, porque se pasa todo el día
durmiendo el cansancio y/o la resaca de la noche anterior. Que sufre sus
delirios de grandeza a medida que va ganando fama, esos de lo que él ni
siquiera se da cuenta, pero ella sí. Que escucha cuando el artista llega a casa
cabreado porque el concierto ha sido un desastre, la taquilla ha ido como el
culo, o porque ha discutido con alguien. Que se desvela cuando su amado le
llama por teléfono a las 4 o las 5 de la madrugada, después de un concierto, y ella se mantiene
una hora con el móvil pegado a la oreja, tranquilizándole, animándole,
haciéndole sentir que no está solo, aunque ella si lo esté, ¿por qué? Porque le quieeeeere y valora hablar con él, sin importar el medio, la
hora o las copas que lleve encima.
Esa mujer, que es el tranquilizante, el anti-depresivo, el
estimulante, la reanimación o el relajante muscular… la
medicina necesaria, en el momento necesario.
Pues sí, este es el tan
temido elemento molesto. En muchos momentos hasta para su propio admirado amado,
aunque quizás abiertamente no lo reconozca… Y eso sí me suena verdaderamente triste.
Y éste es el motivo por el cual ése pequeño fragmento de la
entrevista, ésa respuesta de Loquillo ante la pregunta de Risto, me emocionó
profundamente. Otro en su situación, aun considerándose un hombre de pareja,
nunca lo hubiese afirmado tan rotundamente, hubiese dado algún rodeo,
chascarrillo o hubiese soltado una risilla pretenciosa para dar a entender que “sí,
bueno… si yo te contara…”
Pero claro, el Loco es un tipo con clase, elegante, y tiene
experiencia y veteranía a sus largas y anchas espaldas. Experiencia y veteranía
que en ese mundillo y ese trabajo, supongo, te van dando más lucidez, a medida
que avanzan los años y los vas sorteando con sus vaivenes y sus vertiginosas subidas y bajadas. Y
quiero pensar, que al igual que a él, igual ocurrirá a muchos más. Conforme se
vayan haciendo mayores, conforme se vayan tranquilizando y vayan mirando hacia
atrás, de vez en cuando, si se toman la molestia de reflexionar. Imagino que algunos
de ellos llegarán a los 50 y seguirán con sus mujeres, y quizás ya en ese punto
de sus vidas, habrán aprendido a valorarlas. Otros, desgraciadamente, habrán
dejado a ésa mujer o a varias detrás – o seguramente ellas les habrán dejado
antes…-, y cuando lleguen a dicho punto de sus vidas, y aunque seguramente
nunca tendrán valor para hacerlo, pensarán en ella o ellas, e interiormente lamentarán no haber estado a la altura de una verdadera “Estrella”, pero sobre todo no haber dicho nunca:"gracias".
I. G. M. (Como alguien me lo copie, después de lo que me ha costado, lo mato!)
3 comentarios:
Me ha gustado mucho tu artículo (tanto que estoy planteándme seriamente robártelo y publicarlo en el Mondo Sonoro con mi nombre).
Loquillos a parte (nunca ha sido santo de mi devoción por motivos estrictamente musicales), creo que das en el clavo con el concepto "machotismo". No hay "palabro" para expresarlo mejor.
Oh, gracias David! Me cuesta ponerme intensa, pero mola ver que por lo menos hay alguien que piensa que merece la pena leer semejante tochaco del infierno! jajaja... Y bueno, en cuanto a Loquillo, si soy sincera -y creo que es lo que intento últimamente a la hora de escribir...-, creo que simplemente me sirvió como pretexto para expresar y reivindicar algo que hace mucho vengo pensando y vengo sintiendo...Vamos, que me lo puso a huevo! jeje
Gracias por tus palabras, hacen ilusión :-)
Muy bien! ES MUY INTENSO.
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