jueves, 6 de diciembre de 2012

"Sí, amor, ¿qué pasa?", por Rubén (Pereza) Rollingstone.es

Si en twitter, es retwittear, en Blogger, es rebloggear supongo, ¿no?, porque rewebear suena horrible.
Bueno, pues rebloggeo desde rollingstone.es, una vez más.

Ya comenté, cuando rebloggeé (...) el vídeo del perro de Leiva cantando un Blues, que de esta revista salvo muy poco, y reitero lo dicho... Algún reportaje interesante, alguna que otra fotografía impresionante, pero ante todo, la mini-columna de Rubén Pozo.
Cuando compraba la revista era de lo primero que buscaba, y ahora que puedo leerla en su web, paso de comprarla...

No sé por qué me atrae tanto leerla... quizás sea que prácticamente siempre me identifico con sus letras y con como las ordena y expresa. No sé, creo que los que no somos escritores, ni periodistas, pero hablamos de algo que tenemos interiorizado o con conocimiento de causa, podemos permitirnos expresarnos libremente, sin esquemas, ni borradores, volcando opiniones y sentimientos, sin atenernos a ningún tipo de consecuencia, en caso de que esa opinión no guste, y que esto se nota.

Pienso que a veces, la falta de profesionalidad -que no de responsabilidad- es precisamente lo que nos permite ser nosotros mismos a la hora de escribir, con textos que comienzan aburridos y a medida que avanzan naturalmente terminan en cabreo, manifestaciones de cariño con tacos, manifestaciones de odio con sarcasmos y miles de historias felices y/o dolorosas que se esconden en letras de canciones de otros...

Son muestras de humanidad y honestidad, que hacen que un artículo o una columna no sea como leer una ficha informativa de Wikipedia, o un prospecto de un fármaco.
Esta sensación la tengo también cuando leo sus tres o cuatro párrafos en RS... Y una vez más, estamos de acuerdo en otra opinión, aunque más bien es un consejo.

En relación al tema del que habla. Yo nunca he tenido una canción de amor, por lo menos no una canción de amor compartida o con la que identifique una relación o a la persona en cuestión... así que me he ahorrado un disgusto, por lo visto.
Además, ¡muy buena recomendación musical!




Ay, el amor. Un tema que nos trae de cabeza a todos, y a la mitad de Pereza, también. Y si esa historia de amor tiene banda sonora, hay que tener cuidado: es un arma de doble filo. Por Rubén Pozo


Dicen que siempre estamos a vueltas con el amor. ¿Y qué? Necesitamos una voz que cuente nuestra historia de amor fallida. Comprobar que ya le pasó a alguien. Cuando nuestro mundo se cae con todo el equipo, necesitamos que pase el tiempo (ese que dicen que todo lo cura) y, mientras, apoyarnos en algo que nos devuelva la fe o que nos acompañe en ese túnel a oscuras que atravesamos.
Ya, “mal de muchos consuelo de tontos”, pero cuando te dejan tirado no estamos para ponernos tiquismiquis con la calidad del consuelo al que nos aferramos. Bendita sea en esos casos la canción que penetra y nos alivia el picor, amansa la ira y, aunque no dé respuestas, nos reconcilie un rato con el despiadado mundo en el que hemos tenido la desgracia de caer.
Por otro lado, están las canciones de exaltación del amor. De celebración del encuentro con un alma gemela cuando ya lo dábamos todo por perdido. Cuando estábamos tan cínicos y teníamos tanto callo en el corazón que ningún sentimiento pasaba más allá de nuestra entrepierna. Esas canciones tienen truco. Es curioso cómo la que había sido la banda sonora de nuestra excitación y que tanta positividad nos provocaba, puede tornarse, si es que finalizó la aventura amorosa, en la desencadenante de un episodio de tristeza, nostalgia, frustración o, lo que es peor, de todo esto a la vez, cuando suena tiempo después en el momento más inesperado e inoportuno.
Los que hayáis vivido un gran amor este verano, ahora que todo se acaba, vigilad la canción que os ha hecho de banda sonora, porque la carga el diablo.
¿Canción del mes? Magic, de The Cars.    

Texto original: http://rollingstone.es/blogs/view/si-amor-que-pasa-por-ruben-pereza


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