En primer lugar y como viene siendo costumbre, quiero disculparme por relajarme tanto a la hora de actualizar el blog, pero no sé qué ha pasado en este segundo cuatrimestre, que vamos a un ritmo frenético de trabajos, prácticas, etc. (Plan Bolonia, ehem... Buagg!)... parece que tengan ganas de que acabemos lo antes posible para poder echarnos de la universidad o algo parecido.
En fin, al tema.
Hará un mes más o menos, escuchando los "40 Principales" en la radio del bus, me encontré (musicalmente) con Amy McDonald. Sonaba su primer single "This is the life" y llamó de inmediato mi atención, cosa que, digamos, casi nunca consigue ese programa -con todos mis respetos- ya que en mi opinión, rara vez acude a algún clásico o canción minimamente original, sino que la fórmula que utiliza para no arruinarse es repetir constaaaantemente esas cancioncitas pegadizas y comerciales, que queramos o no, se incrustan en el cerebro y nos obligan a tararearlas las 24 horas del día, con el sentimiento de culpa que -por mi parte almenos- eso conlleva.
Con lo que respecta a Amy McDonald, me extrañó muchísimo escuchar en ese programa esa canción tan poco comercial. Es decir, es comercial por la promoción que le están dando, pero no es música esencialmente comercial, ya que se trata de una mezcla original y sencilla pero al mismo tiempo profunda e intensa, entre un pop-rock independiente y un estilo claramente country, acompañada por unas letras interesantes e inteligentes y una voz muy personal y por tanto diferente a lo que estamos acostumbrados a escuchar en los "40 Principales".
Realmente siento una especie de miedito irracional cuando escucho un buen tema en este tipo de programas radiofónicos, ya que, en mi opinión su éxito no consiste en descubrir buenos artistas, ni siquiera en la calidad -no sé si hoy por hoy sus presentadores tienen algún tipo de formación o conocimientos musicales, pero si es así, ¡por dios, que dejen un poquito las imitaciones y los chistes,y lo demuestren!- sino que en gran parte es gracias a la repetición -como dijimos anteriormente- hasta llegar a producir desgaste y hastío en las oyentes.
No me gustaría que Amy McDonald pasase al olvido mientras la gente la recuerda como "otra de esas canciones machaconas de la radio", o como "la del politono para el movil" lo cual, por desgracia, ya ocurre con Amy Winehouse, por ejemplo.
Creo que las buenas artistas son diamantes en bruto y sobre todo muy, muy escasas, y que como tales se deben cuidar mucho. Se debe ser selectiva y oportuna a la hora de utilizarlas, y no reproducirlas cinco o seis veces al día, porque de ese modo el único efecto que causa en la oyente es hartura y lo que es peor, indiferencia.
Irene G.M.
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