domingo, 31 de mayo de 2009

Temo al silencio

Como quien tira de una cuerda que se romperá,
Tirar, tirar, tirar, tirar, tirar...
Como sin darse cuenta rozar un poco más,
Los ojos aún cerrados para no afrontar
Que el aire es de cristal,
Que puede estallar,
Que aunque parezca extraño, te quiero devorar.
Que el aire es de cristal,
Que puede estallar,
Que aunque parezca extraño, te quiero devorar.
En una esquina de su boca se dejó estrellar,
Como la ola que se entrega a la roca,
Perdida en el abismo de unas manos sin final,
Tan grandes que abrazaban todo su planeta.

Ahora no estás aquí,
Ahora no estoy aquí,
Pero el silencio es la más elocuente forma de mentir.
Ahora no estás aquí,
Ahora no estoy aquí,
Pero el silencio es la más elocuente forma de mentir.

En tu silencio habita el mío
Y en alguna parte de mi cuerpo habitó
Un trozo de tu olor,
En tu silencio habita el mío
Y en alguna parte de mis ojos habitó
Un trozo de dolor.
Ahora estás aquí,
Ahora estoy aquí,
Abrázame para que piense alguna vez en ti.
Ahora estás aquí,
Ahora estoy aquí,
Abrázame para que piense alguna vez en ti.

En tu silencio habita el mío
Y en alguna parte de mi cuerpo habitó
Un trozo de tu olor,
En tu silencio habita el mío
Y en alguna parte de mis ojos habitó
Un trozo de dolor.
En tu silencio habita el mío
Y en alguna parte de mi cuerpo habitó
Un trozo de tu olor,
En tu silencio habita el mío
Y en alguna parte de mis ojos habitó
Un trozo de dolor.

Que el aire es de cristal,
Que puede estallar,
Que aunque mis labios no hablen,
Te quiero devorar.

Que el aire es de cristal,
Que puede estallar,
Que aunque mis labios no hablen,
Te quiero devorar.


(Tu silencio - Bebe)


Pues claro que el silencio es la más elocuente forma de mentir. De hecho el silencio, en algunas ocasiones, es un arma blanca. Porque si hay palabras que duelen, hay silencios que matan. Por eso yo hablo por los codos, cada minuto de las 24 horas del día, por eso digo en su mayoría cosas insustanciales, cosas que no vienen a cuento, improcedentes, por eso cuento chistes sin gracia, por eso miento... Porque si dijese lo que necesito decir realmente, hablaría mucho menos, pero dolería mucho más. Soy cobarde, todos lo somos porque todos tememos a algo en esta vida, y yo temo al silencio, incluso por encima de los gritos y las amenazas. Al fin y al cabo, estas son consecuencia de un calentón pasajero, pero los silencios son peligrosamente meditados.
Temo al silencio, porque me deja desnuda y deasarmada ante los demás.
Temo al silencio, porque me escucho a mi misma, y la mayoría del tiempo soy mi peor enemiga.
Temo al silencio, porque precede a la incertidumbre y esta, a la despedida.
Temo al silencio, porque me obliga a, o me impide concentrarme.
Temo al silencio, porque me impide esquivar las verdades.
Temo al silencio, porque después comienza la espera de una llamada telefónica que nunca llega.
Temo al silencio, porque es el fiel compañero de la soledad.
Temo al silencio, porque los elocuentes siempre me acaban haciendo sentir que cualquier cosa que tuviese que decir sería estúpida.
Temo al silencio, porque en ese pequeño espacio de tiempo podemos darnos cuenta de cosas de las que NO queremos darnos cuenta.
Temo al silencio, porque realmente encierra secretos.
Temo al silencio, porque son las cosas que no digo por orgullo.
Temo al silencio, porque extingue los sentimientos.
Temo al silencio, porque el día que lo rompa realmente, destrozaré mis cuerdas vocales y muchos oídos.
Pero sobre todo, temo al silencio, porque nos enjaula y nos separa kilometros y kilometros en un sólo segundo.


Irene G. M.




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