domingo, 7 de junio de 2009

Tardío homenaje...Más vale tarde que nunca

Antonio Vega. Estoy segura de que con su música ha constituido verdaderos momentos importantes en la vida de mucha gente.
Imagino a personas enamorándose gracias a la chica de ayer. Imagino a personas desintoxicándose del dolor de la pérdida del ser amado escuchando el disco Tres mil noches con Marga. Imagino a todas las personas a las que habrá ayudado a lo largo de tantos años, sin ni siquiera saberlo él mismo, con la sensibilidad y sinceridad de sus canciones. Le imagino inundando pequeños huecos de muchas almas con una sutil melodía, sencilla, dando sentido a muchas cosas. Porque eso consiguen los músicos auténticos, regalar significado a la cosa más pequeña.

No voy a mentir, no conozco muy en profundidad la obra de ese hombre, pero sin embargo, he de decir que a mi también me ha dejado grabado un momento inolvidable. Sólo una corta escena de mi película favorita. Tan corta como significativa.

Antonio Vega cantaba "...Agarrate fuerte a mi... que tengo miedo y no tengo donde ir" mientras la protagonista bailaba aferrada a su padre, como una cría pequeña desprotegida del mundo, tras enterarse de que una enfermedad los separaría para siempre en poco tiempo. No hizo falta más para darme cuenta de lo especial que era este hombre.

Si su voz no hubiese formado parte de la escena, estoy segura de que la hubiese vivido como esa cruda fase final de la vida de la que nadie se libra, seguro que hubiese sentido pena, pero hubiese terminando pensando "bueno, es una lástima, pero todos morimos".
Pues no fue así. Esta vez no pude contener las lágrimas al pensar en la muerte. Supongo que es lo que ocurre cuando se mezcla la magia del cine y la música, que sale a la luz nuestro lado más sensible y vulnerable, nuestra auténtica humanidad.

Hace unos días, encontré ese fragmento de la película y pensé que quizás, mediante esa escena de despedida, de miedo al pronto desenlace que inevitablemente ha de llegar, Antonio Vega estaba canalizando su propio adiós. Pensé que era el auténtico motivo de que ese trocito tuviese tanta fuerza como para remover los sentimientos más encerrados.

No sé si esta teoría mía es cierta o no, pero sea como fuere, siempre vendrá a mi cabeza, cada vez que vea esa película. Siempre me servirá para rememorar ese par de minutos en que Antonio Vega me conquistó.

Irene G.M.

1 comentario:

Tonino dijo...

Yo no es que conozca su obra muy, ni tampoco es el estilo de musica que más me guste...pero este tio transmitia, era muy grande.