jueves, 25 de febrero de 2010

Las salvajes aventuras de Rose, en 2 tomos

Ya mencioné anteriormente la historia de Buenas Noches Rose. Y con las mismas, la retomo.
Esta vez no es para referirme a los excéntricos hobbies de su cantante principal, Jordi Skywalker. Ahora me pondré seria y puede que incluso nostálgica.

Como dije, BNR surge en los 90, en Alameda de Osuna. Formada por cinco salvajes melenas con mucha mecha por quemar y muchas ganas de estallar en los corazoncitos.
En una primera fase, el destino quiso impulsarles y consiguieron un contrato discográfico con "Madison" una disquera poco conocida y actualmente desaparecida. Todo salió a pedir de boca. La grabación se llevó a cabo en Rávena (Italia) Así pues, parieron su primera criatura a la que bautizaron con su mismo nombre "Buenas Noches Rose".

La pequeña Rose daba sus primeros pasos y se iba poniendo guapa. Vendieron 7.000 copias, ¡de la nada!. Por lo visto, ese rock tan sucio y amargo, como poético, supo conectar con una juventud rabiosa, hambrienta de contrastes entre letras tiernas y guerreras.
Parecía que la somnolienta Rose crecía a pasos agigantados y tomaba forma, alcanzando la adolescencia con su segundo trabajo "La danza de araña", el cual conservaba el mismo espiritu, trabajado con mucho más mimo, con bastante más calidad.








Sin embargo, todo era demasiado bonito, demasiado para ser cierto. Todos sabemos que las cosas buenas no suelen durar.

Rose salió de gira, fue acumulando éxitos, convirtiéndose en la niña mimada del rock independiente español. Hasta que Jordi, su principal pilar, se sintió demasiado abrumado por todo aquello y se largó. Repito, todo era demasiado bonito, pero también demasiado repentino, y a esta responsabilidad se sumaron otras totalmente ajenas al rock&roll. La niña bonita se quedaba coja, y más tarde perdería totalmente el norte, cuando su discográfica les dejase solos ante el peligro.

Aun así, sus otros padres, decidieron echarle cojones y sacaron un tercer y último disco autofinanciado "La estación seca". Sabían que todo se iba a ir a la mierda antes de que cantase el gallo, y Rose enfermaba día a día...
Obviamente sin el repaldo de la discográfica todo se hizo tan cuesta arriba, que era casi imposible seguir. Alfa, asumió el control y le puso voz a la agonizante Rose... por última vez.

A pesar de la ausencia de Jordi, he de decir que este último disco es INCREÍBLE. Es el puro sonido de la resignación, de la derrota tras años de batalla, de sudor y lágrimas. Aplaudo y aplaudiré siempre a Rubén, Alfa, Rober y Juampa, por hacer ese gran sacrificio por sus fans. Por permitirle a Rose descansar en paz, concediéndole una despedida digna de unos músicos DE VERDAD.


Irene G.M.


(Rober, a la batería....:O...)