Adiós. Y gracias.

No hay nada que pueda decir ahora mismo, que no se sobreentienda... Sólo quiero agradecer a ella o a quien corresponda, que esta Señora alguna vez comenzase a cantar, porque desde entonces no ha dejado de hacerlo, hasta el final. Agradecer los momentos que me han dado sus canciones, por ser la respuesta y el antídoto durante aquellas noches en vela. Y por algunas heridas, que esos temas desgarradores, me han ayudado a cicatrizar, muchas veces como si de una terapia de choque se tratase. Por último, gracias por haber mantenido tu carrera viva durante tantísimos años, por haber luchado por ella y por la vida. Por no haberse dejado desvanecer ante las adversidades, como tanto otros músicos que se rindieron y se marcharon siendo mucho más jóvenes que ella. He aquí un ejemplo de lucha, de talento y de dignidad. No habrá otra Etta James, pero ojalá hubiesen muchísimas...

Rest In Peace.